Comer o no comer carne: he ahí la cuestión

Desde la publicación del estudio hecho por la Agencia Internacional de Investigación sobre el cáncer, en la que se vincula el consumo de carnes a la enfermedad en su forma colorrectal, ha traído muchos comentarios. Conozca más sobre este informe y las opiniones sobre la ingesta de este alimento.



Desde el pasado mes de octubre, la tocineta, el jamón, las salchichas y las carnes rojas son tildados de enemigos públicos pues su consumo estaría relacionado con la aparición de cáncer.

Publicaciones de todo el mundo dejaron ver que la carne roja y las procesadas contenían toxinas que de ser servidas en su plato con cierta frecuencia podría devenir en enfermedades graves y hasta la muerte.

Es importante aclarar que, según el propio informe, la aparición del cáncer no es un hecho por consumir un perro caliente o una sándwich de jamón serrano. Lo que sí puede haber una predisposición si  el volumen de carnes aumenta o si es muy frecuente. "El riesgo de cáncer esta condicionado a la susceptibilidad individual, es decir hay que considerar factores genéticos, estado nutricional, edad, combinación de los embutidos con otros alimentos, condición del sistema gastrointestinal, etc" explica la nutricionista clínico Marta Hurtado.

Desde 2007 la recomendación de la reducción del consumo de carnes rojas (que en el informe incluye res, bovino y cerdo) viene presentándose gracias a los estudios anuales de las instituciones World Cancer Research Fund y el American Institute for Cancer Research aseveran que la indicación es consumir menor carne más no eliminarla, y equilibrar o aumentar la ingesta de vegetales. "La recomendación general es consumir carne dos veces por semana y debe ser según la tolerancia de la persona. Las carnes son de digestión lenta y sus componentes digeridos pueden permanecer largo tiempo en contacto con las paredes intestinales lo cual es un efecto indeseable, sobre todo si no se consumen fibra y vegetales" añade la doctora Hurtado.

En cuanto a las carnes procesadas o embutidos, algunos entran en comidas de mucha tradición que vienen trabajándose de igual manera desde la antigüedad. Sin embrago, la modernidad ha cambiado estas técnicas y ha sometido a las carnes a sodio y sustancias como nitratos y derivados que según los estudios médicos, son potencialmente cancerígenos.

Respecto a esta comida la doctora Hurtado considera imprudente el consumo diario de embutidos de cualquier clase, incluyendo la pechuga de pavo, cuya ingesta pareciera ser la más adecuada, pero conforme a varias informaciones, también es sometida a procesos industriales que dañarían su constitución.

"Es muy frecuente observar que los embutidos son el ingrediente principal en desayunos, cenas y hasta meriendas. Es comprensible que resulta práctico incluirlo en las comidas rápidas pero definitivamente se está abusando de su consumo razón por la cual surgen los resultados de estudios donde se evidencia su poder carcinogénico" menciona la nutrólogo quien añade que es imprescindible destacar la importancia de diversificar las fuentes proteicas, en función de las necesidades individuales. Esto quiere decir que dependiendo de las personas y sus actividades, y hasta sus edades, cambiará el requerimiento de alimentos con proteínas.

"Lo más importante, tanto en el consumo de carnes como de embutidos, los vegetales, frutas y otros antioxidantes actúan como protectores del organismo a la hora de enfrentar la ingesta carnes, y más aún para actuar como protectores de enfermedades metabólicas, cardiovasculares y del envejecimiento" añade la doctora Hurtado.

Si bien algunos medios de comunicación sobre-reaccionaron ante el informe de la IARC (Agencia que forma parte de la Organización Mundial de la salud) en ninguna frase del informe es recomendada la eliminación total de las carnes de la dieta diaria, sino más bien al adecuación individual de las dietas

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